miércoles, 24 de febrero de 2010

Español:textos narrativos

Los textos narrativos
Las tipologías textuales son métodos y propuestas cuyo fin es agrupar o clasificar los
Se denomina texto narrativo al relato de hechos en los que intervienen personajes y que se desarrollan en el espacio y en el tiempo. Los hechos son contados por un narrador. El texto narrativo está presente en las clases desde Nivel Inicial y en las clases de Lengua durante todo el ciclo Primario y Secundario: tareas de comprensión de narraciones literarias (cuentos maravillosos, fantásticos, policiales, novelas) y de producción de narraciones de contenido de ficción o de experiencias personales del alumno.
La narración es el relato de unos hechos que pueden ser verídicos o imaginarios ocurridos en un tiempo y en un lugar determinado. El principio de la acción es el que rige a los textos narrativos: contamos los hechos ocurridos a lo largo de un tiempo y espacio, de manera que al encadenarse unos con otros
Logran una
Nueva significación.
La Narratología es la ciencia que se encarga del estudio de todo lo relacionado con los textos narrativos o relatos, y cuyas investigaciones están íntimamente ligadas a la literatura y el folklore, siendo muy abundantes y complejas las propuestas de los diferentes autores.
El estudio de este tipo de textos se inició en 1928, cuando Vladimir Propp publicó su Morfología del cuento, resultado del estudio de un corpus de cien cuentos maravillosos de la tradición rusa. Propp reconoce treinta y una funciones que aparecen, casi siempre, en todos los cuentos, y que se relacionan entre sí mediante un vínculo de necesidad lógica y estética, cuyo significado varía en el decurso del relato. Estas funciones, según el autor ruso, se integran lógicamente en siete esferas de la acción o actantes: agresor, donante, auxiliar, princesa, mandatario, héroe y falso héroe, que aparecen en algunas de las secuencias de motivos narrativos que distingue, y que
Son las siguientes:


Recursos narrativos

Antes de adentrarnos en la exposición de los diferentes recursos narrativos, debemos establecer una distinción entre dos conceptos fundamentales, que tienden a confundirse: fábula o historia e intriga, trama o narración. Como se ha visto, los hechos constituyen el material básico del relato y, por consiguiente, su descripción puede muy bien funcionar como punto de partida en el análisis del texto narrativo. En este sentido, la teoría literaria del siglo XX ha propuesto esta distinción metodológica de gran trascendencia, aunque sus orígenes se encuentran en la Poética aristotélica.
En efecto, Aristóteles no sólo alude a dos momentos en la constitución del texto trágico-épico (el material objeto de la mímesis, las acciones, y su configuración dentro de la fábula), sino que aporta los criterios que van a regular la actividad de dicha constitución: causalidad o verosimilitud, paso de dicha a desdicha (o viceversa).
Constitutivamente, por lo demás, la fábula, para ser completa, ha de tener principio, medio y fin.
Ya en el siglo XX, entre los formalistas rusos, Tíñannos, al exponer la noción de construcción, comienza por establecer la diferencia entre el material y la forma que se le imprime, sentando las bases de la distinción. Tomachevski, partiendo de aquí, señalará que la historia representa el momento en que el material no ha recibido todavía una configuración dentro del texto narrativo. En ella los motivos -las unidades narrativas mínimas- se organizan de acuerdo con un patrón lógico y cronológico. La trama, por el contrario, alude a la etapa en la que el material se encuentra textualmente configurado, esto es, provisto de una forma.
Pero historia y trama se oponen en un sentido más: en el proceso de producción textual la historia se encuentra en el punto de partida, mientras que en el proceso de recepción la historia se alcanza únicamente al final del trayecto de lectura. Sólo una vez finalizado el proceso, el receptor puede reordenar los acontecimientos y dar con el material. En resumen, la fábula son aquellos elementos constitutivos del relato, los materiales sobre los que éste se fundamenta, mientras que la intriga es la forma de narrar dichos sucesos (no necesariamente mediante una ordenación lógica ni cronológica).
Otras nociones que convendría distinguir son las de autor y narrador. El autor real sería la persona física, el autor empírico que es ajeno al desarrollo del texto, que se convierte en escritor o autor literario cuando pone al servicio de su obra el bagaje cultural que posee. El narrador, sin embargo, es un ser ficcionalizado, inmanente al propio texto, el que lo manipula.
Las categorías de autor implícito, narrador y autor real han encontrado su correlato en el marco del enfoque comunicativo, en especial por parte de la Estética de la Recepción, surgiendo los conceptos de lector implícito, narratorio y lector real. El primero se corresponde estrechamente con el autor implícito y alude al hecho de que todo mensaje permite reconstruir la imagen del lector en términos de sistema de valores -culto o poco instruido, de un determinado estatus social o económico, defensor de ciertas ideas, etc.- al que se dirige. Cada mensaje, por tanto, selecciona un tipo de lector específico. Al igual que el autor implícito, el lector implícito puede estar o no representado en el texto y es reconstruible únicamente a través del proceso de lectura. Sin embargo, se encuentra permanentemente presente en la mente del autor real hasta el punto de convertirse en uno de los factores que dirigen su actividad.
El narratorio, por su parte, se corresponde con el narrador: puede disponer o no de signos formales, aunque siempre es una realidad cuya presencia se hace notar. Se trata de uno de los procedimientos por medio de los cuales el autor implícito orienta al lector real sobre cuál es la actitud más adecuada ante el texto en cuestión. En este sentido hay que interpretar los "vuestra merced" del Lazarillo, el "lector carísimo" o "desocupado lector" del Quijote y el "señor" de La familia de Pascual Duarte, por poner algunos ejemplos. El narratorio se sitúa en el mismo nivel dietético que el narrador y puede haber más de uno en el texto : un personaje, alguien ajeno a la historia e incluso el propio narrador (como ocurre en el caso del diario). Entre las funciones del narratorio cabe destacar la de ser el intermediario entre el narrador y el lector, además de hacer progresar la intriga, poner en relación ciertos temas, determinar el marco narrativo, actuar de portavoz moral de la obra, etc.
El lector real, por su parte, es una persona de carne y hueso al igual que el autor real y, como él, una realidad extratextual.
El narrador constituye sin duda el elemento central del relato. Todos los demás componentes experimentan de un modo u otro los efectos de la manipulación a que es sometido por él el material de la historia. Se trata de una realidad reconocida de forma explícita por la inmensa mayoría de las corrientes teóricas interesadas en el relato, aunque no todas coincidan en el papel y capacidad asignables al narrador.
El narrador puede emplear técnicas diversas para contar lo sucedido; es lo que se llama el punto de vista narrativo y que no es otro que la inteligencia central, la persona que ve, recoge la acción y después la comunica al lector.
La clasificación de los diferentes tipos de narrador -objetivo o subjetivo, testigo directo o indirecto de los hechos, protagonista o no- se fundamenta en su capacidad informativa y en el modo de introducir nuevos datos dentro del relato. Así, para los narratólogos franceses, el narrador se define preferentemente por su grado de conocimiento de la realidad representada. Para unos esta capacidad depende directamente del punto de observación elegido para transmitir la información (Bouillon, Todo Rob), mientras que para otros este hecho está asociado estrechamente a la presencia o ausencia de un filtro. En este caso caben dos opciones: en la primera, el volumen de información transmisible se ve condicionado por las posibilidades del foco; la segunda, en cambio, se decanta por una información sin límites (omnisciencia). En suma, para las corrientes estructuralistas, el narrador se comporta como un "sabedor", pero se insiste al mismo tiempo en su papel de realidad configuradota de la estructura narrativa.

Brevemente, podemos señalar las diversas modalidades de puntos de vista narrativos. La mayor parte de la crítica ha reconocido:

I. Narración en primera persona: es cuando se narra una acción utilizando el punto de vista de la primera persona gramatical, "yo". Aquí, el autor, el narrador y el protagonista están plenamente identificados. Puede ocurrir que un personaje sea el que cuente la historia, como si le hubiese sucedido a él mismo (las narraciones autobiográficas, como El Lazarillo de Termes) o como testigo. En este caso, el narrador sólo conoce una parte de la historia, es decir, no es omnisciente. Las crónicas o memorias (Verdadera historia de la conquista de la Nueva España, de Bemal Díaz del Castillo), y las confesiones (Libro de mi vida, de Santa Teresa), son otros ejemplos de esta forma de narrar, que encuentra uno de sus mayores pilares en el interés que suscita el relato, pues da la apariencia de algo vivido y experimentado personalmente.
El texto narrativo es el relato de acontecimientos de diversos personajes, reales o imaginarios, desarrollados en un lugar y a lo largo de un tiempo.
Cada autor tiene un estilo particular en su narración. No obstante, hay reglas generales que se cumplen en la mayoría de los textos, como la estructura:
- Introducción: Aquí se plantea la situación inicial.
- Nudo: En esta etapa aparece el conflicto. Este problema será el tema principal del texto e intentará ser resuelto.

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